Es una de las cosas que quizás más nos fascina, ver cómo el agua y el pigmento hacen su trabajo, hay que darles libertad y poner sólo un poco de nosotros.
Seguramente el paisaje no sea reconocible, al menos para quien no es de Montevideo.
Seguramente no es una obra de arte.
Seguramente no se exponga en ningún lado.
Seguramente la cuelgue para mi, en una pared que pueda ver todos los días.
Lo que si con seguridad puedo decir es que disfruté pintándola.